martes, 22 de mayo de 2007

Aspectos básicos sobre el análisis de datos cualitativos, en Metodología de la investigación cualitativa

La codificación no es más que la operación concreta por la que se asigna a cada unidad un indicativo (código) propio de la categoría en la que la consideramos incluida. Es el proceso físico, manipulativo mediante el cual dejamos constancia de la categorización realizada

Los códigos, que representan a las categorías, consisten por tanto en marcas que añadimos a las unidades de datos, para indicar la categoría a la que pertenecen. Estas marcas pueden tener un carácter numérico, haciendo corresponder cada número con una categoría concreta, aunque es más frecuente utilizar palabras o abreviaturas de palabras con las que se han etiquetado las categorías. Entre las razones para recomendar la utilización de etiquetas verbales sobre numéricas, se encuentra la posibilidad de utilizar nombres estrechamente relacionados con el concepto o los conceptos que representan, a fin de recuperar más rápidamente el significado de cada unidad de información, sin tener que trasladar el código numérico a alguna tabla donde se indique la correspondencia entre éste y las categorías

Según Miles y Huberman (1994), la codificación puede llevarse a cabo en diferentes momentos de la investigación, con la posibilidad de diferenciar códigos descriptivos (atribuyen una unidad a una clase de fenómenos), que son utilizados en un primer momento, y códigos con un mayor contenido inferencia (interpretativos y explicativos) utilizados posteriormente.

Categorización y codificación son, por tanto, actividades que giran en torno a una operación fundamental: la decisión sobre la asociación de cada unidad a una determinada categoría. Una categoría queda definida por un constructo mental al que el contenido de cada unidad puede ser comparado, de modo que pueda determinarse su pertenencia o no a esa categoría.

Veamos a continuación el modo en que procedemos habitualmente en las tareas de codificación, tomando como ejemplo un fragmento extraído de la transcripción de una discusión entre profesores en torno a la reforma educativa.

Bueno, yo qué sé. Yo lo que siento es que no estamos muy preparados las maestros para esa reforma. Que no… vamos, que me gustaría que hubiese un cursillo de preparación o algo, porque no sabemos así nada de qué vamos a hacer cuando llegue la reforma. Eso es lo que… Me da miedo porque no tengo ni idea, vamos, por lo menos yo.

Este pequeño texto puede ser dividido en distintas unidades, considerando cada una de ellas como fragmentos en los que se alude a una misma idea, es decir, usando un criterio temático para la segmentación. Al dividir el texto en unidades hemos contemplado la posibilidad de que éstas se superpongan entre sí, de modo que una misma cadena textual pertenezca simultáneamente a dos o más unidades. Con este criterio, las unidades resultantes son:

Unidad 1: Bueno, yo qué sé. Yo lo que siento es que no estamos muy preparados las maestros para esa reforma. Que no… vamos, que me gustaría que hubiese un cursillo de preparación o algo, porque no sabemos así nada de qué vamos a hacer cuando llegue la reforma.

Unidad 2: Que no… vamos, que me gustaría que hubiese un cursillo de preparación o algo, porque no sabemos así nada de qué vamos a hacer cuando llegue la reforma. Eso es lo que… Me da miedo porque no tengo ni idea, vamos, por lo menos yo.

Unidad 3: Me da miedo porque no tengo ni idea, vamos, por lo menos yo.
La primera de ellas alude a un tópico que podemos denominar formación del profesorado, la segunda hace referencia al desconocimiento sobre la reforma y la tercera de ellas recoge una expresión del temor de los profesores a la aplicación de la reforma. Si usamos respectivamente los códigos FOR, DES y TEM para aludir a tales categorías, la codificación podría hacerse indicando de algún modo sobre el papel los fragmentos que quedan incluidos en cada categoría.


Una cuestión importante en la categorización de los datos es establecer las categorías a emplear. Éstas pueden estar predefinidas por el analista, o por el contrario, pueden surgir a medida que se analizan los datos. Cuando las categorías utilizadas en un estudio se establecen a priori, las fuentes habituales son el marco teórico y conceptual de la investigación, las cuestiones o hipótesis que la guían, las categorías ya usadas en estudios de otros investigadores o incluso los propios instrumentos de investigación empleados. Por ejemplo, las cuestiones incluidas en cuestionarios o guiones de entrevista pueden ser tomadas como fuente de categorías útiles para reducir los datos. Los sistemas de observación sistemática, mediante los cuales el observador recoge información sobre actividades o fenómenos usando un conjunto predeterminado de categorías, pueden ser aplicados como herramientas analíticas para la categorización de registros en audio, vídeo y también transcripciones de discursos elaborados a partir de las situaciones observadas (Mcintyre y Macleon, 1986).

Aunque se parta de un sistema de categorías predefinido, no existen garantías de que distintos codificadores lleguen a una misma categorización de los datos. Un mismo conjunto de datos podría ser codificado de modo diferente por dos analistas, incluso aunque ambos partieran de las mismas categorías. Categorizar datos implica realizar un juicio, valorar si determinadas unidades pueden o no ser incluidas bajo un determinado código, y tomar decisiones al respecto; tales decisiones pueden estar afectadas por la subjetividad y el punto de vista particular del codificador. Características físicas y mentales, motivación, mecanismos de memorización, estímulos o factores ambientales, como temperatura, iluminación, etc. están detrás de los errores cometidos por el codificador (Franzosi, 1990). La preocupación acerca de este tema ha levado a que, desde posiciones cuantitativas, se hayan propuesto múltiples índices para medir la consistencia intercodificadores. En cualquier caso, cuando más de un sujeto se ocupan de las tareas de codificación, es preciso que las categorías se definan operativamente, ofreciendo criterios y reglas que especifiquen los aspectos del contenido que deben tomarse como criterio para decidir sobre la pertenencia a una categoría.

Las categorías pueden ser definidas a medida que se examinan los datos, es decir, siguiendo un procedimiento inductivo. Al examinar los datos vamos reflexionando acerca del contenido de los mismos, nos preguntaríamos por el tópico capaz de cubrir cada unidad. De este modo se van proponiendo categorías provisionales; que a medida que avanza la codificación pueden ir siendo consolidadas, modificadas o suprimidas a partir de la comparación entre los datos agrupados bajo una misma categoría o a partir de la comparación con los datos incluidos en otras diferentes.

Esta idea es la recogida por Strauss (1987) al hablar de “codificación abierta”, proceso en el que se parte de la búsqueda de conceptos que traten de cubrir los datos. El analista examina línea a línea o párrafo a párrafo, preguntándose acerca de cuál es el tema sobre el que habla cada fragmento; qué conductas y sucesos han sido observados y descritos en documentos, qué categoría indica un determinado incidente, qué ideas o temas reflejan las palabras de entrevistados e informantes, y asigna un nombre de código provisional a cada unidad de contenido. De este modo, emerge un conjunto de categorías que es constantemente ampliado, modificado, redefinido, readaptado en función de los nuevos pasajes que van siendo objeto de categorización. Es un proceso por el cual los nuevos fragmentos estudiados sirven para confirmar las categorías existentes o como fuente para la creación de otras nuevas.

Como consecuencia de un proceso de codificación inductiva, obtenemos un sistema de categorías que puede ser considerado en sí mismo un producto del análisis. El sistema de categorías constituye el esquema vertebrador de los conceptos presentes en la información analizada, puede tomarse como un mapa de significados que refleja la estructura del conjunto. Para Spradley (1979, 1980), uno de los objetivos es precisamente llegar a determinar las categorías (dominios, en la terminología de este autor) en que se clasifican los términos de una cultura y reducir de ese modo la complejidad de la experiencia humana. Su interés está en descubrir cómo las personas organizan su conocimiento, por lo que las categorías son un fin en sí mismas; no tiene sentido imponer categorías analíticas a los datos obtenidos durante el estudio.

En la práctica, resulta habitual que la codificación se haga recurriendo a procedimientos mixtos inductivo-deductivos. Por lo general, se parte de categorías amplias definidas a priori, a partir de las cuales se van introduciendo modificaciones y ampliaciones que permiten la adaptación al conjunto de datos al que están siendo aplicadas. Durante la codificación es posible constatar que determinados códigos podrían haber sido agrupados en uno solo o, por el contrario, que cabría dividir uno de ellos en otros diversos; que ciertas categorías podrían ser denominadas de otro modo, o que simplemente habrían de ser suprimidas. Cada una de estas decisiones implica reconsiderar las unidades previamente categorizadas. Por ese motivo, la codificación suele llevarse a cabo como un proceso recurrente. Además, a medida que el investigador avanza en el análisis, las reglas de codificación pueden alterarse inconscientemente. Cuando se detectan incoherencias derivadas de la aplicación inconsistente de códigos, también habrá que revisar lo realizado hasta el momento.

Con frecuencia se ha defendido la idea de que los sistemas de categorías deben caracterizarse por su corrección-lógica; a la que se llegaría si garantizamos el cumplimiento de una serie de requisitos:

- Exhaustividad de las categorías. Cualquier unidad debe poder ser ubicada en alguna de las categorías. Es decir, el sistema de categorías es capaz de cubrir todas las posibles unidades diferenciadas en los datos.

- Exclusión mutua. Cada unidad se incluye en una sola categoría. Un segmento de texto diferenciado no puede pertenecer simultáneamente a más de una categoría.

- Único principio clasificatorio. Las categorías deben estar elaboradas desde un único criterio de ordenación y clasificación

Gregorio RODRÍGUEZ GÓMEZ – Javier GIL FLORES – Eduardo GARCÍA JIMÉNEZ, “Aspectos básicos sobre el análisis de datos cualitativos, en Metodología de la investigación cualitativa, ALJIBE, Maracena (Granada) 1996, págs. 197- 218.

domingo, 6 de mayo de 2007

¿Realmente hay motivación?

En una entrevista con Jere Brophy (pdf), este psicólogo, investigador y líder educativo contornea la paradoja de la motivación y de la educación:

“Qué sabemos sobre las condiciones óptimas para la motivación es difícil de aplicarse en salas de clase, por varias razones. Primero, la atención de escuela es obligatoria, y el contenido del plan de estudios y las actividades que aprenden se seleccionan sobre todo en base de qué sociedad cree necesidad de los estudiantes de aprender, no en base de lo que elegirían los estudiantes hacer si estuvieron dados la oportunidad. Las escuelas se establecen en.beneficio de estudiantes, pero de los estudiantes' punto de vista, el tiempo pasado en la sala de clase se dedica a las tentativas hechas cumplir de resolver demandas externamente impuestas.”

sábado, 7 de abril de 2007

¿Qué es la Investigación Cualitativa?

Para Dezin y Lincoln (1994) es multimetódica, naturalista e interpretativa. Es decir, que indagan en situaciones naturales, intentado dar sentido o interpretar los fenómenos en los terminos del significado que las personas les otorgan. Abarcando el estudio, uso y recolacción de una variedad de materiales(estudio de caso, experiencia personal, introspectiva, historia de vida, textos observacionales, históricos, interaccionales y visuales) que describen los momentos habituales y problemáticos y los signifiacdos en la vida de los individuos.

martes, 20 de marzo de 2007